martes, 8 de noviembre de 2016

EL SIERVO QUE DIOS QUIERE

Hoy Dios nos da motivos de vivir rectamente delante de él, de servirle con alegría porque somos oveja de su prado, él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos, porque él permanece para siempre.

Salmos 100: 2-3”Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo.
Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.”

Soy su siervo pero no a la fuerzo sino porque él me hizo, porque soy oveja de su prado y por tal debo hacerlo con  alegría, reconociendo que él Dios, que él es bueno y su misericordia y su verdad son para siempre.

Un siervo de Jehová vive rectamente y David nos da su ejemplo y en el salmo 101 hace una promesa delante de Dios de vivir rectamente y lo primero que hace David es alabarle porque entiende que solo él es digno de ser alabado y que su vida debe ser un cántico permanente a Dios (Verso 1).

Salmos 101: 2, 3, 6 “Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.
No pondré delante de mis ojos cosa injusta.
Aborrezco la obra de los que se desvían; ninguno de ellos se acercará a mí.
Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, este me servirá.”

Un siervo de Jehová anda en el camino de la perfección porque entiende que Dios es santo y como tal debe vivir en santidad, andando en integridad en medio de su casa, con su familia primeramente, con los suyos  y así como vive delante de ellos también lo hará con los demás.

No pone delante de su ojos cosa injusta, se aparta del pecado y del que practica el pecado porque sabe que los ojos de Dios están sobre él y quiere mantenerse en el camino de la perfección, mantenerse puro como Pablo le pedía a Timoteo, para servir al Señor y no apartarse, serle fiel. Si quiero ser siervo del Señor debo practicar estas cosas, ser santo porque él es santo.

El permanece para siempre, más nuestros días son cortos, son como la sombra que se va y por esto debemos vivir hoy estas cosas porque mañana no sabemos si estamos acá.

Salmos 102: 25-27 “Desde el principio tu fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos.
Ellos perecerán, más tu permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como un vestido los mudaras, y serán mudados.

Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.”

Para finalizar solo que sigamos orando por la salud de nuestro pastor, para que Dios le de fuerzas, lo restablezca.

Un abrazo.

JL

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