Esta semana acabamos el libro de
Eclesiastés, una porción de la Palabra de Dios llena de reflexiones sobre la
existencia humana y nuestro paso por la tierra.
La conclusión del libro se encuentra contenida en
el siguiente par de versículos.
Eclesiastés 12:13-14
"El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque
Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena
o sea mala."
Sobre el temor de Dios y el cumplimiento de sus
mandamientos hace varias semanas tratamos en detalle este tema de vital
importancia en la vida cristiana en la entrada correspondiente al pasaje
contenido en Proverbios 2:1-5.
Vamos a hacer una revisión somera de lo referente
al juicio de nuestras obras después de conocer de Jesús. Dios es un juez justo y juzgará a todo
ser humano que haya vivido. En nuestro caso juzgó nuestro pecado en el
calvario, sin embargo, el servicio de todos y cada uno de los creyentes será
objeto de su justicia.
Recordemos
que, como siervos de Jesucristo, estamos obligados a servirle demostrando
nuestra humildad y obediencia.
Así
las cosas, y en referencia a los versículos estudiados, el buen servicio tendrá
como recompensas:
a)
La Corona de Justicia para quienes amaron la segunda venida de Cristo y pelearon
bien la batalla espiritual.
b)
La Corona de la Vida para los que resistieron la tentación o padecieron como
mártires por la causa de Jesús.
c)
La Corona Incorruptible para quienes fueron sobrios en todo y tuvieron buen
testimonio ante el mundo.
d)
La Corona de Gozo para quienes ganaron almas.
e)
La Corona de Gloria para quienes ejercieron un buen pastoreo de la grey y ministraron
correctamente la Palabra de Dios.
De
otra parte, el mal servicio tendrá consecuencias negativas como la sufrida de pérdidas
de las coronas celestiales, así como, ser avergonzados ante el Rey de reyes y Señor
de señores.
II
de Corintios 5:8-10
“…
pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al
Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.
Porque es necesario que todos nosotros
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que
haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”
I
de Juan 2:28
“Y
ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos
confianza, para que en su venida no nos
alejemos de él avergonzados.”
Lucas
16:16
“Entonces les dijo: Vosotros sois los que
os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo
que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.”
Jóvenes, después de Cristo nuestra alma tiene
garantizada la permanencia en el cielo, pero no estamos exentos de responder
por nuestro servicio ante Cristo en su corte celestial. Conocemos a la
perfección las consecuencias de las buenas o malas acciones relacionadas con la
obra del Señor, en perfecta comunión con Dios seamos instrumentos útiles y
optemos por los galardones eternos.
Esta tarde no podremos asistir a la reunión, nos
vemos el domingo.
MAC
1 comentario:
Gracias, gracias. =)
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