Nehemías luego de
reedificar los muros de la santa ciudad de Jerusalén finalmente designa
dirigentes y reestablece los derechos de las familias ancestrales de Israel
según las genealogías sagradas, después podemos ver que el sacerdote Esdras asume
el reto de divulgar públicamente la palabra de Dios en medio del pueblo,
miremos Nehemías 8:1-3: “Venido el mes séptimo, los hijos de Israel
estaban en sus ciudades; y se juntó todo
el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las
Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de
Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de
hombres como de mujeres y de todos los
que podían entender, el primer día del mes séptimo. Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la
puerta de las Aguas, desde el alba hasta
el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían
entender; y los oídos de todo el pueblo
estaban atentos al libro de la ley.”
Este acto de hacer
pública la ley era el cumplimiento de un mandato buscando que todos los
habitantes de la nación recién restaurada conocieran la Palabra de Dios.
El pueblo como un solo hombre
En el versículo
primero podemos ver que desde el Antiguo Testamento el Señor quiere que la
congregación esté unida como un único ser donde todo su ser esté atento a sus
designios. La misma unidad que se nos demanda hoy como la iglesia de
Cristo.
En las Escrituras vemos
otros ejemplos de esa unidad:
Jueces 20:1
“Entonces salieron todos
los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de
Galaad, a Jehová en Mizpa.”
Jueces 20:11
“Y se juntaron todos los
hombres de Israel contra la ciudad, ligados
como un solo hombre.”
Esdras 2:64
“Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de
cuarenta y dos mil trescientos sesenta,”
I de Corintios
12:12-14
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos
miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o
libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no
es un solo miembro, sino muchos.”
I de Corintios 12:27
“Vosotros,
pues, sois el cuerpo de Cristo, y
miembros cada uno en particular.”
Efesios
1:22-23
“y sometió
todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la
plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”
Efesio
5:30
“porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y
de sus huesos.”
El conocimiento de la ley estaba destinado a todos
En el versículo
segundo podemos ver que el sacerdote Esdras llevo la ley a toda la congregación
sin excepción, como lo es hoy para nosotros como iglesia.
La Biblia nos
confirma esa verdad así:
Deuteronomio
31:12-13
“Harás congregar al pueblo, varones y
mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que
oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las
palabras de esta ley; y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a
temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde
vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.”
Joel 2:16
“Reunid al
pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a
los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la
novia.”
Hebreos 10:24-25
“Y
considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
La lectura pública
En la primera
parte del versículo tercero podemos ver cómo se desarrolla esta lectura pública
de la ley de Dios ante todo el pueblo reunido como lo hacemos en nuestra
congregación, práctica que en nuestros tiempos no es realizada en todas las
iglesias que dicen ser cristianas.
La Palabra nos
demuestra las características de esta lectura y nos da un ejemplo de Jesús
realizándola:
Éxodo
24:7 (El ejemplo de Moisés)
“Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos
del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y
obedeceremos.”
Josué
8:34 (El ejemplo de Josué)
“Después de
esto, leyó todas las palabras de la ley,
las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el
libro de la ley.”
Jeremías
36:8 (El ejemplo de Baruc)
“Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a
todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.”
Jeremías
36:8 (El ejemplo de Baruc)
“Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a
todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.”
Lucas
4:16 (El ejemplo de Jesús)
“Vino a
Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga,
conforme a su costumbre, y se levantó a
leer.”
Colosenses
4:16 (La instrucción de Pablo)
“Cuando esta
carta haya sido leída entre vosotros,
haced que también se lea en la iglesia
de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros.”
La actitud del pueblo
En la segunda
parte del versículo tercero podemos ver que el pueblo estaba atento a escuchar
la ley de Dios y sus odios dispuestos a entender la voz divina así como debe
ocurrir entre nosotros.
Dejemos que el Señor nos
muestre en algunos pasajes esta receptividad del pueblo:
Éxodo
31:10-11
“Y les mandó
Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la
fiesta de los tabernáculos, cuando viniere todo Israel a presentarse delante de
Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.”
II
de Reyes 23:2
“Y subió el rey
a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con
todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos,
todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de
Jehová.”
Jóvenes, la lectura de la
Palabra de Dios implica varios aspectos de nuestra vida, algunas veces se
refiere a una relación personal e íntima como individuos y en otros abarca a
toda la iglesia y sus diferentes ministerios y miembros considerados como una
unidad, nunca olvidemos poner en manos del Señor a través de la lectura de la
Biblia nuestra labor como obreros y soldados de Jesucristo.
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=)
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