En Números 15:37-41:, Dios nos narra así: “Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus
vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un
cordón de azul. Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no
miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os
prostituyáis. Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la
tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.”
Las franjas
En Números 15:38 el Señor ordena a los Hijos de
Israel la realización de un acto físico que correspondía a cortar los vestidos
y adornarlos con un cordón de azul, una materia colorante muy usada en la
pintura, que resulta de calcinar una mezcla de alúmina y fosfato de cobalto y que también se obtenía del arbusto de añil y
que en los tiempos bíblicos antiguos era importada de la India y Ceilán.
La memoria
La razón de ser de las franjas está establecida en Números
15:39A/40A y no era otra que la de ser un proceso de activación mental donde
al mirarlas se activara la memoria y permitiera recordar al pueblo todos los
mandamientos de Jehová.
La práctica
Finalmente más allá del recuerdo estaba ejecutar los
mandamientos de Dios, en Números 15:39B/40B se determinó que la Palabra
de Dios debía ser transformada en obras y acciones.
El objetivo
Números 15:40C claramente define el
objetivo de todo este proceso y no es otro que el de ser santos a Dios.
La falsa confianza
Entre líneas Dios determina en Números 15:39C que el
pueblo no debe mirar en pos de su propio corazón y ojos, la falsa confianza en
sus sentidos y cuerpo físico podía hacer que mantuvieran relaciones con otras
personas desagradables a los ojos del Señor, a cambio de dinero, vendiendo su
condición de pueblo divino, deshonrándole grandemente.
Jóvenes, les propongo adoptar esa ordenanza antigua y
realizar algún acto físico que active nuestra memoria de la Palabra de Dios y
nos lleve a recordar lo que hayamos olvidado, no como un simple acto de vano
conocimiento y memorización, poniéndola en práctica, buscando la santificación
en Cristo; dejemos de ver con los ojos y sentir con el corazón de los viejos
hombres y mujeres que éramos antes de Jesús, esos viejos sentidos nos pueden
llevar a traicionar nuestra patria celestial y nuestra condición de hijos de
Dios para actuar como prostitutas o prostitutos al servicio del mundo.
4 comentarios:
Gracias, gracias, gracias. =)
☺☺☺
Muy buena enseñanza.
Un gran ejercicio para la memoria es romanos 12:2... mas que tener una franja, collar, pulsera u otra cosa ;)
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