Al escribir ésta entrada Dios me
contestó un interrogante que tenía sobre el éxito visto desde la perspectiva de
la humanidad al contrarrestarlo con su punto de vista.
Recién acababa la universidad tenía “claras”
las características que me podían hacer un hombre exitoso en el mundo y eran
fundamentalmente tres:
1. El conocimiento (por
tratarse de un recurso escaso).
2. El poder (para dominar, cualquiera
que fuera su fuente).
3. El Dinero (para tener total
independencia financiera).
El Señor me enseño después de muchos
años cuan equivocado estaba. El Libro de Jeremías dice en su capítulo 9,
versículos 23 y 24:
23 Así
dijo Jehová: No se alabe el sabio en
su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni
el rico se alabe en sus riquezas.
24 Más alábese en esto el que se
hubiere de alabar: en entenderme y conocerme,
que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la
tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
La verdadera gloria de la humanidad
entera no radica en el conocimiento, el poder o el dinero, el verdadero elogio
y celebración deben ser:
a. Que cada ser humano vivo
hoy conozca a Dios.
b. Que cada ser humano entienda
a Dios.
c. Que cada ser humano haga la
santa voluntad de Dios.
d. Que cada ser humano se vea
beneficiado de todas y cada una de las cosas buenas que se desprenden de conocerle
y en especial de la verdadera justicia manifestada en nuestro Salvador
Jesucristo (como nos enseña el apóstol Pablo en Romanos 3:21-31).
Sí conocemos a Dios, le entendemos y
hacemos su voluntad nos vamos a ver beneficiados y como consecuencia la sabiduría
la valentía y la riqueza serán efectos naturales de nuestra relación con el
Señor.
Basta recordar la historia descrita en
el primer Libro de los Reyes, capítulos 1-11, y en el Segundo Libro de las
Crónicas, capítulos 1-9, sobre el hombre más sabio sobre la faz de la tierra
después de Jesús y que corresponde al Rey Salomón, un hombre que pidió a Dios
el verdadero conocimiento y entendimiento para dirigir y juzgar a una nación y
Dios le concedió todo ello y mucho más.
A todos los jóvenes quiero decirles que
estamos en una contrarreloj y el tiempo corre en contra del cumplimiento de la
misión de nuestra Iglesia Madre y Local, no lo desperdiciemos más y mostrémosle
a cada ser humano cual es la verdadera gloria de formar parte de la familia de
Dios.
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