sábado, 30 de marzo de 2013

LA JUSTICIA DE DIOS


Esta Semana estuve sólo en mi casa y tuve la oportunidad de pasar bastante tiempo frente al televisor y ver algunas películas y documentales sobre Jesús así como noticias sobre las costumbres y tradiciones características de ésta época del año, al mirar estas producciones con detenimiento me encontraba con explicaciones científicas erradas sobre el paso por la tierra de nuestro Salvador y meditaba sobre la fe hueca de millones de personas alrededor del mundo, no dejaba de pensar en que en ninguno de estos programas realizados ni en los noticieros había referencias bíblicas directas que sustentaran las teorías de los productores.

Prácticamente la tercera parte del planeta tierra en estos días tiene como tema central a Cristo y las otras dos terceras partes saben que se celebra su muerte, sepultura y resurrección pero lamentablemente no se muestra con claridad el significado de estos hechos para el presente y futuro de toda la humanidad.

En 2 Corintios 5: 21 podemos ver la maravillosa justicia de Dios, donde Jesucristo pagó como si fuera el peor de los criminales la pena de todos nuestros pecados con su tormentosa muerte y nos mostró el poder de la resurrección triunfando sobre el pecado y la muerte, los que le conocemos y vivimos la verdadera fe sabemos que somos justos ante nuestro Creador por el sacrificio de su único hijo y es su resurrección la que nos anima día a día a trabajar para su obra y esperar su regreso, no son nuestras obras las que nos dan la condición de justos delante del Señor eso es algo que Jesucristo hizo por nosotros, ver tantas personas expiando sus culpas cumpliendo complicados ritos llegando a atentar aún contra su propia vida con prácticas tan inútiles como flagelaciones, peregrinaciones de rodillas y crucifixiones y de otra parte otros apáticos simplemente disfrutando de un periodo de vacaciones ahogando sus penas en las vanidades del mundo sin siquiera detenerse a pensar por un momento en su futuro espiritual es algo frustrante, sin embargo es nuestro deber mostrar la verdad a través del plan de salvación.

Compartamos la forma de ser justificados delante de Dios y manifestemos con nuestra fe que realmente creemos lo que Cristo hizo por nosotros y que dentro de un año haya menos personas viviendo una falsa fe o una apatía vacacional porque sus almas fueron justificadas.

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