La BENIGNIDAD: del griego chrestotes, es la tierna
preocupación por los demás (CORAZON TIERNO Y ESPIRITU QUE CUIDA), genuino deseo
de tratar a los demás con dulzura, representa aquellos cristianos que hablan
con amor, saben decir las cosas, piensan y se preocupan por los demás etc.
Dios mismo mostro esa benignidad al
compadecerse de una madre y un hijo a punto de morir en Génesis 21:14-21 Dios les consoló, les mostro propósito para vivir,
les dio palabras de aliento.
También vemos esa benignidad en su trato con el pueblo de Israel Isaías 49:14-16 cuando les dice que nunca se olvidará de ellos, que los tiene grabados en su cuerpo. Sofonías 3:17 nos muestra un padre tierno que hace reír a sus hijos, los calla de amor. Oseas 11:1-4 Un padre que nos enseña a caminar (que linda aplicación espiritual), nos cuida, nos atrae.
También vemos esa benignidad en su trato con el pueblo de Israel Isaías 49:14-16 cuando les dice que nunca se olvidará de ellos, que los tiene grabados en su cuerpo. Sofonías 3:17 nos muestra un padre tierno que hace reír a sus hijos, los calla de amor. Oseas 11:1-4 Un padre que nos enseña a caminar (que linda aplicación espiritual), nos cuida, nos atrae.
En cuanto a la benignidad, caben
dos buenas preguntas: ¿Has recibido la benignidad de Dios (sentido su ternura)?
¿Eres benigno con los demás? Sería muy doloroso ver en creyentes la actitud de solo
estar juzgando y criticando, enfocados
en lo malo que hacen los demás, es triste ver hijos de Dios que sus palabras
hacia la gente son como cuchillos afilados que sacan sangre y causan daño, son
incapaces de ser tiernos con los demás o solo lo hacen con un selecto grupo
cerrado a quienes aprecian o por interés o por hipocresía.
El llamado de Dios es a ser benignos con TODOS. Les desafío a que nos identifiquemos con el dolor de los demás, tengamos un corazón amoroso por los demás, dejemos el egoísmo y la raíz de amargura que estorba , daña e impide que seamos benignos.
El llamado de Dios es a ser benignos con TODOS. Les desafío a que nos identifiquemos con el dolor de los demás, tengamos un corazón amoroso por los demás, dejemos el egoísmo y la raíz de amargura que estorba , daña e impide que seamos benignos.
La otra palabra es LA BONDAD, griego Agathosune , carácter energético que se expresa en un bien activo,
son las buenas obras, el celo por lo bueno. La bondad se ve, se demuestra.
Salmos 68:10 por tu bondad has provisto al pobre, Tito 3:4 se manifestó la bondad en
Jesús, entregado por nuestros pecados.
Algo interesante en la bondad es que esta no
evita la reprensión o palabras duras para causar el bien, uno puede ser
bondadoso reprendiendo, corrigiendo o castigando, La agathosune
algunas veces es agradable y provechosa, otras es dolorosa y provechosa, un
ejemplo de esto es la palabra de Dios, NO dice siempre lo que nos gusta, a
veces es fuerte (cortante) pero siempre es buena y beneficiosa.
La bondad finalmente causará alegría, así a veces ser bondadoso implica decir o hacer las cosas que no le agraden a los demás, en otras palabras, la benignidad es el seguro contra la bondad. Sin benignidad seremos fariseos, de lengua afilada excusados en una falsa buena obra, que llamamos “bondad”.
La bondad finalmente causará alegría, así a veces ser bondadoso implica decir o hacer las cosas que no le agraden a los demás, en otras palabras, la benignidad es el seguro contra la bondad. Sin benignidad seremos fariseos, de lengua afilada excusados en una falsa buena obra, que llamamos “bondad”.
Por ultimo Efesios 2:4-10 nos muestra la benignidad de Dios, su gracia con
nosotros y su bondad, entregando a su hijo,
para que nosotros también seamos bondadosos.
Los creyentes tenemos una misión
que cumplir, para el bien del reino, todo ha sido planeado con anticipación.
Esto requiere la humildad de saber que es todo para la gloria de Dios, la
benignidad como actitud correcta, la bondad para ejecutar.
En conclusión, la benignidad sola
se nos convierte en una tolerancia indulgente (alcahuetería), de igual forma la
bondad o celo por lo bueno, sin las anteriores características del fruto nos
vuelve fariseos, rígidos.
Para compartir el evangelio, requerimos este
buen equilibrio de benignidad y bondad,
animémonos a ser llenos del Espíritu y que estas características broten
naturalmente de nuestro corazón. Dios les bendiga
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