“Este
Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor
vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis. Este es aquel
Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba
en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que
darnos; al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon,
y en sus corazones se volvieron a Egipto, cuando dijeron a Aarón: Haznos dioses
que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, que nos sacó de la tierra
de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Entonces hicieron un becerro, y
ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se regocijaron”.
Hechos 7:37-41
Buenas
noches, nuevamente es un privilegio inmerecido abrir la biblia y escribir de las cosas
maravillosas que Dios nos regala a sus hijos para animarnos y exhortarnos. De manera
corta me gustaría mostrarles una aplicación devocional a esta porción de la palabra,
en la que Esteban (lleno de gracia y de poder) prácticamente les hace un
recuento a los principales ancianos y escribas recordándoles cómo se había
profetizado la llegada de nuestro Señor Jesucristo y cómo ellos habían matado
al Hijo de Dios, al Autor de la vida.
En su
discurso, Esteban antes morir, les recuerda a estos hombres cómo sus padres
recibieron de Moisés los mandamientos dados directamente por Dios en el monte
Sinaí y la desobediencia a los mandamientos. Meditaba en el contraste que la palabra nos regala, en
vez de obedecer, podemos desechar y como resultado nuestro corazón puede volver
a Egipto (mundo).
Cuando nos
rehusamos a obedecer, a realizar esos cambios que sabemos nos tiene mal delante
de Dios, a dejar de consentir esos pecados, estamos desechando a Dios y su
palabra y podemos fácilmente estar en cuerpo en la Iglesia recibiendo palabras
de vida como el pueblo de Israel pero nuestro corazón, nuestro enfoque, las
prioridades las tiene el mundo y sus placeres pasajeros. Esta porción me
exhortaba a cuidar mi testimonio dentro de la Iglesia y fuera de ella, pero
sobre todo ser honesto con Dios y conmigo mismo para pedirle a Dios que me dé
un corazón sincero que lo ame con cada decisión que tome regida por el manual
perfecto que nos dejó. El mundo está tentándonos todos los días y es algo que a
veces pasamos por alto y cuando nos damos cuenta estamos pensando y tomando decisiones
sin preguntarnos ¿qué haría Jesús? Porque si queremos ser como Él, es hora de tomar
decisiones como Él las tomaría basadas en su palabra y no en el engaño de
nuestros propios pensamientos.
Podemos
fácilmente estar poniendo o haciendo becerros (ídolos) para luego arrodillarnos
ante ellos, pasando más tiempo, dedicando más fuerzas, buscando la gloria del mundo, dejando a un
lado la prioridad que es mi relación y obediencia a Dios. No me refiero a
trabajar (todos debemos hacerlo), es el enfoque, la mira, el tesoro, “porque
donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón-Lucas 12:34”
Hay una
frase que aprendí en la universidad que usábamos frecuentemente con mis amigos
antes de malgastar el tiempo en un billar y ahora veo como esa frase cobra un
verdadero sentido en mi vida y en la de mi familia: “¿Pa´qué estudiamos?”… el avance del reino de
Dios en la tierra sería una buena respuesta a esa pregunta que usábamos como
pretexto para malgastar la vida.
Hoy
gracias a Dios y su misericordia; no podemos creer estar firmes en esta
posición porque seguramente le fallaremos, debemos depender de su gracia y
misericordia, oremos para que nos muestre en que estamos fallando y que nos
muestre como podemos alinear todo nuestro corazón al suyo, ya que todos lo
necesitamos.
¿Pa´qué
estudiamos en la Iglesia?
Abrazos,
buena semana, continuemos orando por la recuperación de Danielito y por la
fortaleza y amor de Dios en medio de su
familia.
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