GRACIAS A DIOS POR MI ESPOSA

(Proverbios 18:22) “El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová”

 La semana antepasada ha sido una de las más difíciles que he tenido en los últimos tiempos. La semana empezó con muchos pensamientos necios y bastante desanimo por algunas situaciones que están pasando en mi vida. Y para terminar, el sábado internaron en la clínica a mi esposa, porque mi hija María José, quiere nacer con apenas 30 semanas. Y lo que pensábamos que iba a ser una noche resulto en 4, por lo que tuve que quedarme 4 días solo con mi pequeño Alejandro de apenas 1 añito, quien además tenía vómito y diarrea.

 Quiero contarles un poco de mi experiencia. La primera noche llegamos al apartamento y no sabía cuál era el tetero que le debía dar. Tuve que leer las 2 hojas de instrucciones que dejo mi esposa hasta que por fin entendí que debía hacer. Luego de darle el tetero, se supone que Alejo se debía quedar dormido pero no fue así, entonces me puse a pasearlo y cuando creía que estaba dormido intentaba acostarlo y levantaba el edificio a gritos. Luego de casi una hora lo puse en la cama, y de repente se levantó y grito, y me di cuenta que el popo le escurría por una pierna. Se unto hasta la cabeza. Como pude con la luz  apagada lo cambie y lo volví a dejar en la cama. Luego de llorar casi 10 minutos por fin se durmió. Al otro día se debía levantar a las 7 y 30 más o menos, pero no fue así, se levantó a las 5 y 30. Entonces me levante y le di un tetero y luego de ponerlo en el piso lo vomito. La verdad no sabía qué hacer. No recuerdo que hice, pero como a las 7 se quedó nuevamente dormido. Cuando se levantó lo bañe y salí corriendo para donde mis papas para dejarlo y poder irme para la iglesia.

 En el día estuvimos con mis papas, hasta que en la noche, nuevamente para la casa los dos. Ya todo fue un poco más fácil. Le di el tetero, nuevamente no se quedó dormido, pero lo puse en la cama y lloro 2 minutos y se durmió. Paso buena noche, pero esa noche la verdad fue la más dura para mí. Estaba muy cansado y extrañaba como nunca a mi esposa.

 Al otro día a levantarme muy temprano y salir para donde mis papas a dejar al niño e irme a trabajar. Y así fue durante los dos días siguientes, ya con todas las tareas más o menos aprendidas. Por fin el miércoles mi esposa volvió a la casa y volvimos a estar completos.

 Ahora no tengo la menor duda que con todo eso que pasó Dios me quería ensenar muchas cosas, pero principalmente a valorar y a amar mucho más a mí esposa. En estos 4 días, entendí la dedicación que requiere el cuidado de un niño y valoro mucho más la dedicación y todo el amor de mi esposa en la crianza de Alejandro. Todos estos días sin Laura, pensaba en (Génesis 2:18) “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”, y pensaba lo duro que sería si algún día me faltara para siempre.

 Qué bueno tener una esposa como la que tengo. Sin duda como dice el pasaje halle el bien. Sin duda esta prueba también ha renovado el amor entre nosotros.

Ahora doy gracias a Dios por la esposa que me regalo, gracias a Dios por mi papas y la ayuda que nos dieron, gracias a Dios por los médicos que trataron a Laura, gracias a Dios por mi hijo hermoso que supo afrontar la ausencia de su mamita con valentía, gracias a Dios por el amor de tantos hermanos en la fe, gracias a Dios por todas sus oraciones y especialmente gracias a Dios por las pruebas, porque nos ayudan a recordar su poder y su justicia y a renovar nuestra fe y a conformarnos cada día mas a la imagen de su hijo Jesucristo.