Hoy en mi devocional estudie uno de los versículos de la Biblia que, honestamente, más me ha costado entender y aplicar: (2 Pedro 2:18) “Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar”.
Un mandato muy claro en el que Dios nos manda a obedecer de buena gana a nuestros jefes, aún cuando sean difíciles de soportar. Afortunadamente en estos momentos tengo un buen jefe, pero a lo largo de mi vida he contado con muchos de esos jefes a los que el apóstol Pedro denomina difíciles de soportar, y la verdad que con ellos no he aplicado este pasaje como se debe.
Saben que este versículo me recuerda (Mateo 5:46-48) “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
Si nos sujetamos y hacemos caso solamente a nuestros jefes amables y buenas personas, ¿Qué gracia tiene? Eso lo hace cualquier persona sin Cristo. El reto esta en actuar de la misma manera con esos que tal vez nos maltratan, nos humillan y nos irrespetan.
Ahora, que buen testimonio podríamos dar a nuestros compañeros de trabajo sujetándonos a esos jefes a los que todo el mundo quisiera desparecer. Sé que no es fácil, pero es un mandamiento claro de Dios.
También leyendo este versículo pensaba en la otra parte, en aquellos que tenemos la oportunidad de ser jefes, y en como debemos ser buenos jefes. El hecho de tener algo de poder no implica que tengamos que maltratar a nuestros subalternos. Seguro que si somos buenos y afables, ellos sin saber aplicaran este pasaje y tal vez estemos abriendo una puerta para que algún día conozcan de Cristo.
Un mandato muy claro en el que Dios nos manda a obedecer de buena gana a nuestros jefes, aún cuando sean difíciles de soportar. Afortunadamente en estos momentos tengo un buen jefe, pero a lo largo de mi vida he contado con muchos de esos jefes a los que el apóstol Pedro denomina difíciles de soportar, y la verdad que con ellos no he aplicado este pasaje como se debe.
Saben que este versículo me recuerda (Mateo 5:46-48) “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
Si nos sujetamos y hacemos caso solamente a nuestros jefes amables y buenas personas, ¿Qué gracia tiene? Eso lo hace cualquier persona sin Cristo. El reto esta en actuar de la misma manera con esos que tal vez nos maltratan, nos humillan y nos irrespetan.
Ahora, que buen testimonio podríamos dar a nuestros compañeros de trabajo sujetándonos a esos jefes a los que todo el mundo quisiera desparecer. Sé que no es fácil, pero es un mandamiento claro de Dios.
También leyendo este versículo pensaba en la otra parte, en aquellos que tenemos la oportunidad de ser jefes, y en como debemos ser buenos jefes. El hecho de tener algo de poder no implica que tengamos que maltratar a nuestros subalternos. Seguro que si somos buenos y afables, ellos sin saber aplicaran este pasaje y tal vez estemos abriendo una puerta para que algún día conozcan de Cristo.
3 comentarios:
Sujetarse es una palabra dificil y ma dificil aun cuando se trata de hacerlo con una persona que nos hace la vida imposible... pero ahi es donde nosotros como hijos de Dios debemos marcar una diferencia y mostrar la luz de Cristo. Gracias por el mensaje
Dificil... pero cierto!!! desde hoy a tener mucha mas paciencia y amor al jefecito...Gracias!!!
GRACIAS
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