lunes, 31 de agosto de 2009

NINGUNO TE MENOSPRECIE.................


La semana pasada termine de leer el segundo capitulo de la carta del apóstol Pablo a Tito. Y llamo bastante mi atención, la frase con la que termina, “Ninguno te menosprecie”.

Tito estaba encargado de la Iglesia de Creta, que era una región con personas y aún creyentes bastantes conflictivos. Y con el propósito de instruirlo en algunas cosas fundamentales, el experimentado apóstol Pablo, le escribe esta carta al, tal vez, inexperto Tito, y le da una voz de aliento y de animo diciéndole “ninguno te menosprecie”.

Y pensaba en dos situaciones en que como creyentes podemos vivir esta frase. En primer lugar, puede que en algún momento nos sintamos menos que otro, o tal vez menospreciado por otro. Pero por otro lado, pensaba en situaciones en las cuales nosotros podemos menospreciar a otros.

En cuanto a la primera situación, tenemos que tener claros que un creyente no puede sentirse inferior que nadie, por una sencilla razón, nosotros somos ahora hijos de Dios, (Gálatas 3:26) “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”. Además, hay un pasaje muy bonito en donde Cristo dice que somos también sus amigos, (Juan 15:15) “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. Entonces es claro que un hijo de Dios y un amigo de Jesucristo, en vez de sentirse inferior, debe es sentirse una persona muy especial y muy afortunada.

Pero acá esta la otra parte. El ser especiales y afortunados, no nos hace tampoco más que nadie. El tener algunos dones y habilidades especiales tampoco nos hace más que nadie. Mucho menos el tener más plata o posesiones que otro. Ahora cuando pensemos en menospreciar a alguien recordemos siempre un pasaje, (1 Corintios 1:27-29) “sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,
a fin de que nadie se jacte en su presencia”.

Eso éramos tú y yo, antes de que Dios por pura misericordia pusiera sus ojos en nosotros. ¿Entonces si éramos viles, débiles y necios, quienes somos ahora para menospreciar a alguien?

Ahora algo más delicado, Tito era pastor y líder de su iglesia. Y tal vez algunos lo menospreciaban. Yo pregunto ¿Quiénes somos nosotros para menospreciar a nuestros pastores y líderes? Ellos están al frente de la obra, por que Dios los puso ahí y ni tu, ni yo, ni nadie, solo Dios, somos algo para criticarlos o juzgarlos.

Mucho cuidado con esto jóvenes y un consejo final, (Filipense 12:3) “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Piechas, Gracias por este mensaje... definitivamente la gracia de Dios se refleja en todos nosotros como hijos de Dios y cuerpo de Cristo... con personalidades y caracteres diferentes pero siendo conformados a su imagen única y perfecta Saludos,Alexis

MAC dijo...

Bien necio, debil, vil y menospreciado, gracias por este mensaje que bueno es saber que ya no estoy en esa condición.

Un abrazo a todos.

MAC