Esta
mañana algo práctico y a manera de aplicación devocional para nuestra vida,
pensando en la forma como Jeremías compró la heredad de Hanameel.
“Y
compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le
pesé el dinero; diecisiete siclos de plata. Y escribí la carta y la sellé, y la
hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza. Tomé luego la carta
de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la copia abierta. Y di la
carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías, delante de Hanameel el
hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían suscrito la carta de venta,
delante de todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel. Y di orden a
Baruc delante de ellos, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de
Israel: Toma estas cartas, esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y
ponlas en una vasija de barro, para que se conserven muchos días.” – Jeremías 32:9-14
Algunas
cosas a tener en cuenta en cuanto al manejo de nuestros asuntos financieros,
económicos y legales entre otros:
Y compré la heredad
de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero;
diecisiete siclos de plata. – Claramente vemos a
dos partes en esta negociación. Jeremías y Hanameel. Jeremías sabía muy bien
con quien estaba haciendo este negocio. El hijo de su tío. Aparte de esto;
establece un precio y lo hace pesar. 17 siclos de plata. Que importante conocer
a la contraparte y tomar decisiones prudentes, evitando terminar enredados en
asuntos que no convienen. Y que importante también dejar las reglas claras
desde el principio no dejando lugar a malentendidos. El precio ha sido fijado.
Ni un siclo más ni un siclo menos.
Y escribí la carta y
la sellé, y la hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza. – Después de lo
anterior Jeremías deja constancia por escrito. Pienso en algo así como en una autenticación
en notaría ahora en nuestra época. Sella la carta, la certifica y además pone
testigos. Que valioso es lo que está escrito y aún más cuando existen testigos
que dan fe acerca de lo pactado. Jeremías no quería llevarse sorpresas. Las palabras
se las lleva el viento. La gente cambia de parecer tan fácil que si no somos
prudentes dejando un soporte de las cosas que hacemos o decimos, fácilmente podemos
terminar siendo defraudados. De nuevo el precio de lo pactado es pesado con
balanza. Ni un siclo más ni un siclo menos.
Toma estas cartas,
esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y ponlas en una vasija de
barro, para que se conserven muchos días.” – Guarda en un
lugar seguro los soportes que en dado caso te sacaran de problemas. Hazlo de
manera celosa. Esto aplica para tu trabajo, tu universidad, tus relaciones
personales, en fin. Sé ordenado y no permitas que por negligencia tuya termines
enredado literalmente en las consecuencias de decisiones tomadas a la ligera y
sin sabiduría alguna.
Un abrazo y nos leemos mañana,
Javier.
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