Gracias a Dios por
el Padre que tenemos y por la claridad con que nos habla. Dios nos quiere
recordar hoy que somos atribulados y consolados para que así estemos preparados
para consolar a otros que son atribulados.
3Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, Padre
de misericordias y Dios de toda consolación, 4el cual nos
consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros
consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la
consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 5Porque de la manera que abundan en nosotros las
aflicciones de Cristo,
así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. 6Pero
si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si
somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera
en el sufrir las mismas aflicciones que
nosotros también padecemos. 7Y
nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como
sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación. - 2 Corintios
1:3-7
Hoy, más que nunca,
debemos entender que la vida del cristiano no es nada fácil, y menos
cuando Dios nos ha puesto en el liderazgo a cualquier nivel.
No somos víctimas,
no debemos andar quejándonos, somos el blanco número uno del enemigo, pero
también somos TESTIGOS de Cristo,
y como tales, es necesario que abunden en nosotros las aflicciones de Cristo, pero
teniendo la promesa de Dios de que así mismo abunda Su Consolación.
Dios permite que
pasemos por momentos muy difíciles, y de eso podemos dar testimonio, es a
través de esas tribulaciones que vemos la consolación de Dios, es a través de
ellas que vemos la mano de Dios y de esta forma Dios nos prepara para que
podamos de la misma forma consolar a los que pasan por momentos de dificultad.
Somos embajadores
del Señor, somos sus siervos, somos parte del ejército de Dios y como tales,
debemos ser capacitados a través de muchas pruebas difíciles. El SI que le hemos dado a Dios
requiere de un compromiso muy grande. Gracias a Dios que está a nuestro lado y
nos promete VICTORIA, nunca debemos soltarnos de Su Mano.
Varias recomendaciones a tener en cuenta:
- Agradecer a Dios por ser nuestro Padre, un Padre Misericordioso y Consolador.
- Aprender de la Consolación que recibimos de Dios en todas nuestras tribulaciones
- Aplicar esa enseñanza de Dios en la consolación que debemos dar a otros.
- Tener certeza de que como Hijos de Dios, abundarán las aflicciones de Cristo en nosotros.
- Confiar plenamente en que Cristo estará dispuesto a Consolarnos cada vez que lo necesitemos.
- Tomar conciencia de lo que implica ser Siervo del Señor… Confiar en sus promesas de AYUDA permanente.
Somos ATRIBULADOS y
CONSOLADOS para CONSOLAR a otros
1. Es Dios quien permite las
dificultades para que aprendamos Su consolación y así poder CONSOLAR a otros
(Vs 3-4)
2. Dios está presto a estar
a nuestro lado en los momentos de aflicción para tendernos su mano y
consolarnos (Vs 5)
3. Nuestras tribulaciones
tienen un propósito divino, recibir la CONSOLACIÓN divina y replicar esa
bendición en muchos (Vs 6-7)
Dios nos
recuerda hoy, en plena época de tribulaciones en el mundo entero, la necesidad
de las pruebas y las tribulaciones. Es la voz de un Dios CONSOLADOR que permite
las pruebas y las dificultades a fin de moldearnos y prepararnos para consolar
también a otros.
Particularmente me anima el ver la manera tan linda como Dios nos MOTIVA
a no desfallecer en los momentos de dificultad, mostrándonos que ahí está ÉL
para tendernos Su mano.
Apliquemos esta linda enseñanza, descargando toda NUESTRA ANSIEDAD sobré ÉL, de una manera
genuina, entendiendo que ÉL no nos desamparará, ni nos dejará; no dejándonos
angustiar por las persecuciones, aún en medio de los sueños, sino poniendo la
MIRA en Dios, esperando en ÉL, confiando en ÉL, rogando a ÉL, pidiendo siempre
su protección, con la plena certeza de que en ÉL hallaremos voces de aliento y
de consuelo.
Fabio