Hoy Dios NOS sigue
hablando de temerle a él, de que él debe ser el que edifique la casa y el que puede
poner en orden todas las cosas, pero si él está de primero, si busco su reino y
su justicia.
Salmos 128: 1-3 “Bienaventurado todo aquel que teme
a Jehová, que anda en sus caminos.
Cuando comieres el trabajo de tus manos,
bienaventurado será, y te irá bien.
Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados
de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.”
Así será la bendición
de Dios si le temo. Es el deseo de Dios, lo que él quiere hacer, y por la dureza
de nuestro corazón, orgullo o creernos sabios en nuestra propia opinión no se lo hemos permitido hacer y él como Dios de orden que es y como
Señor quiere poner las cosas en nuestra vida en orden, no quiere para nosotros mal sino
traer sus bendiciones a nuestra vida, darnos las cosas que necesitamos, las cosas básicas
y encima de eso que mi esposa sea como esa vid que lleva fruto a los lados de
su casa, mi ayuda idónea, mi compañera, amiga y quien está conmigo haciendo lo
que Dios quiere, y mis hijos como esas plantas de olivo alrededor de mi mesa,
ese adorno especial de Dios, esas saetas en manos del valiente, me irá bien en
mi trabajo y bendecirá el trabajo de mis manos, porque él está de primero, hago su voluntad, lo obedezco y me someto
a él, pero es que debe serlo sino no hay nada que hacer porque Dios también es
justo y hará con nosotros como él quiere sino sigo sus caminos y hará conforme a su voluntad si
estamos en sus caminos, pero traerá sus bendiciones a nuestra vida. El quiere lo mejor para nosotros, poner las cosas en orden donde él es primero, Jesús la cabeza, no me puedo salir de esa estructura que Dios mismo diseño para nuestro bien.
Salmos 130: 1-6 “De lo profundo, oh Jehová, a ti
clamo.
Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz
de mi suplica.
JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor,
podrá mantenerse?
Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.
Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he
esperado.
Mi alma espera Jehová más que los centinelas a la
mañana, más que los vigilantes a la mañana.”
Es momento de clamarle,
de suplicarle, de pedir perdón, de humillarse delante Dios, pedir su limpieza,
restauración para que él sea reverenciado, esperar en él, en su palabra más que
los centinelas a la mañana. Solo en él hay esperanza, perdón y restauración,
acallar mi alma como un niño destetado de su madre donde Dios es su esperanza,
su única esperanza como lo cantaba David en los salmos. De lo profundo del corazón, el Señor oye, ve nuestros corazones y sus intenciones, él quiere ser reverenciado, alabado y glorificado y él pondrá en orden nuestra vida, su casa.
Un abrazo.
Jorge L.
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