De lo que damos, de
eso mismo vamos a recibir, debemos sembrar si realmente queremos recoger. El
egoísmo no tiene cabida en la vida del creyente. Debo pensar en los demás antes
que en mí.
6Pero esto digo: El que siembra escasamente, también
segará escasamente; y el que
siembra generosamente, generosamente también segará. 7Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza,
ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 8Y
poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin
de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra; 9como está escrito: Repartió, dio a los
pobres; Su justicia permanece para siempre. 10Y el que da semilla
al que siembra, y pan al que come,
proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos
de vuestra justicia, 11para que estéis enriquecidos en todo para
toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a
Dios. - 2 Corintios 9:6-11
Realmente es un privilegio el poder
dar no solamente nuestro servicio a la obra del Señor, sino el poder dar
también de nuestros recursos para que la Obra siga adelante, para que el
Evangelio se esparza por todo el mundo.
Dios espera que esa Ofrenda que
demos, la demos de corazón, sin sentirnos forzados para nada, sin pensar en el
que dirán, es algo que debe hacerse porque estamos convencidos que es de lo
poco que podemos hacer en bien de la salvación de las almas de los hombres.
Mi ofrenda debo darla con gozo, con
alegría, entendiendo que cada peso que aporte, está contribuyendo a la
salvación de muchas almas. Si realmente hacemos las cosas de corazón y
desinteresadamente, Dios, conociendo nuestros corazones, responderá con creces
a la siembra que hayamos hecho. Dios nunca nos va a desamparar si estamos
haciendo las cosas como ÉL quiere, agradándole en todo.
Varias
recomendaciones en este pasaje para poner en práctica ya:
- Sembrar generosamente, en forma desinteresada
- Mi ofrenda debe ser de corazón, no con propósitos equivocados.
- No debe haber tristeza por dar la ofrenda, así haya estrechez en nuestra economía.
- Debo dar porque me nace, no por necesidad.
- Entender que Dios conoce mi corazón y que ÉL ama al dador alegre.
- Confiar en las promesas de Dios, Quien nunca nos abandonará si actuamos honesta y sabiamente.
- Dar con alegría al que trabaja en la Obra del Señor
Resumido
en pocas palabras:
1. De la actitud en el dar, dependerá la
respuesta de Dios para recibir de Él (Vs 6)
2. Debemos dar con un corazón sincero, sin
ningún tipo de prevenciones (Vs 7)
3. El mejor regalo de parte de Dios, será SU
PAZ, su Gracia, su SABIDURÍA (Vs 8-11)
Hoy Dios nos
recuerda algo bien importante, y es el dar de corazón y con verdadero gozo. Es
un consejo que viene de un Dios que conoce muy bien nuestros corazones y de
acuerdo al gozo y la sinceridad con que demos, así mismo nos promete que no nos
dejará pasar necesidades, nos dará la provisión necesaria.
Impacta ver la fa forma en que Dios habla de una manera tan clara en
cuanto a nuestros diezmos y ofrendas.
Ojalá lo aplicáramos
todos, dando honestamente según Dios nos haya prosperado, analizando a fondo
esta área de nuestra vida y siendo honestos en cuanto a lo que le corresponde a
Dios, siendo muy sabios en la administración de nuestros recursos y en los
recursos de la Iglesia, pero siempre, con un propósito divino.
Nos encontramos
nuevamente el fin de semana,
Fabio
1 comentario:
gracias Fabito
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