Un
fragmento de la Palabra de Dios que se constituye en una descripción de la
liberación producida por el conocimiento de Cristo y como nuestra alma fue
regocijada por nuestro Señor.
SALMOS 107:4-9
“Anduvieron
perdidos por el desierto, por la soledad
sin camino,
Sin
hallar ciudad en donde vivir.
Hambrientos
y sedientos,
Su alma
desfallecía en ellos.
Entonces
clamaron a Jehová en su angustia,
Y los
libró de sus aflicciones.
Los
dirigió por camino derecho,
Para
que viniesen a ciudad habitable.
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
Porque sacia al alma menesterosa,
Y llena de bien al alma hambrienta.”
Dios
describe claramente como fue nuestra vida antes de conocerle, literalmente
desorientados, sin una ruta hacia Él, sin un lugar donde habitar en la
eternidad, con ganas y necesidad de comer y beber del pan y agua de vida, con
escasez de alimento y bebida para nuestra alma, con apetito y deseo ardiente de
una conexión espiritual con el Creador.
Nuestro
ser se encuentra compuesto por tres partes, el cuerpo, parte carnal y
mortal, que brinda información al alma del mundo físico, el espíritu, parte
espiritual, es el contacto con lo sobrenatural, es la que permite la
comunicación con Dios y provee al alma de información espiritual y para la toma
decisiones acorde con el libre albedrío; y el alma, parte mental, que incluye
la personalidad, la voluntad y las emociones, es la que toma las decisiones, en
ella radican los pensamientos y la capacidad de razonar, y de ella derivan
nuestros comportamientos y actitudes.
En los
versículos analizados podemos ver varias referencias al alma, Dios nos enseña
que antes de ser salvos estuvimos vagando por una vida despoblada, por un territorio
pedregoso, sin el agua de vida y sin fruto de salvación. Recordemos estas
hermosas palabras contenidas en Isaías 58:11: “Jehová te pastoreará
siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás
como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”.
Jóvenes,
todo cambió el día que alguien nos presentó el Evangelio de la Salvación y
pedimos a Dios ayuda en medio de nuestra aflicción como pecadores y fuimos rescatados
de nuestra condenación al aceptar a Cristo en nuestro corazón, ahora tenemos un
camino, una ciudad celestial y nuestra alma está satisfecha.
Hasta
esta tarde.
MAC
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=) =) =)
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