Vamos a leer detenidamente el
siguiente pasaje contenido en el capítulo 31 del libro de Job que trata sobre
la integridad de un varón de Dios.
Job
31:1
“Hice
pacto con mis ojos;
¿Cómo,
pues, había yo de mirar a una virgen?”
Job narra un hermoso compromiso
hecho con una de las fuentes del pecado: sus propios ojos y relaciona un acuerdo
de voluntad con el respeto que merecen todas las mujeres por parte de los
hombres.
Durante tres semanas estuvimos
estudiando el noviazgo en nuestras reuniones del ministerio y entre la temática
tratada se hizo referencia a la sexualidad, entendiendo claramente cuáles son
los límites y condiciones que fija Dios en su Palabra para este aspecto de la
vida de los creyentes.
Los
Diez Mandamientos
La frase de Job nos lleva
directamente las reglas de conducta establecidas por Dios en el decálogo base de
todas legislaciones civiles del mundo.
Éxodo 20:14
“No
cometerás adulterio.”
Deuteronomio 18:22
“No
cometerás adulterio.”
Éxodo 20:17
“No codiciarás la casa de tu
prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna
de tu prójimo.”
Deuteronomio 5:21
“No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu
prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni
cosa alguna de tu prójimo.”
La
rigurosidad de Cristo
Jesús fue más allá del hecho
consumado, complementó el compromiso de Job y lo relacionó directamente con lo
que se encuentra en nuestro corazón y el área de nuestros pensamientos.
Mateo 5:27-28
“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”
El
ideal cristiano
Pablo enseñó cual es el deber ser
y el común denominador en el marco de la vida cristiana.
I de Tesalonicenses 4:2-4
“Porque ya sabéis qué
instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues
la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que
cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;
Jóvenes, especialmente
los hombres, meditemos en las palabras de Job, hagámonos esa misma pregunta qué
el mismo se hizo teniendo en cuenta la integridad de un hombre de fe, analicemos
nuestras respuestas y concluyamos cómo estamos mirando a las mujeres de la
iglesia y también a las mujeres del mundo, es nuestro deber guardar el debido
respeto a las vírgenes y a las desposadas.
Si no tenemos una
compañera ideal durante nuestro camino pasajero por esta tierra que ello no sea
impedimento para seguir aferrados a Cristo. Que sea Dios directamente el que
conceda esta compañía ideal.
Nos vemos esta tarde.
MAC
Gracias =)
ResponderEliminarRespeto por las mujeres.
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