Comenzamos un nuevo recorrido de
la mano de Dios por una porción de la Biblia, el libro de Jeremías.
JEREMÍAS
1:17-19
“Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y
háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga
yo quebrantar delante de ellos. Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de
hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de
Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán;
porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.”
La
condición de Jeremías
Jeremías 1:4-5
“Vino, pues, palabra de Jehová a
mí, diciendo: Antes que te formase en el
vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a
las naciones.”
Jeremías fue escogido por Dios.
Jeremías 1:6-8
“Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy
niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe
irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque
contigo estoy para librarte, dice Jehová.”
Jeremías tenía en poco su juventud,
sin embargo Dios le indicó que ello no era impedimento para cumplir su santa
voluntad y el plan que tenía para su vida.
Lo
que Dios hizo de Jeremías
Jeremías 1:9-10
“Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he
puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para
arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para
plantar.”
Jeremías 1:18
“Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada,
como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra,
contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la
tierra.”
Dios con su palabra renovó integralmente a Jeremías.
Jeremías acompañado por Dios
Jeremías 1:19
“Y pelearán contra ti, pero no
te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.”
La fortaleza de Jeremías no provenía
de sus propias fuerzas sino de Dios.
Como creyentes nuestra fortaleza
proviene de nuestro Señor, somos ciudades fortificadas, columnas de hierro, y
muros de bronce gracias a Él.
II de Samuel 22:40
“Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea;
Has humillado a mis enemigos
debajo de mí,”
Isaías 40:30-31
“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán
nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”
Efesios 3:14-16
“Por esta causa doblo mis rodillas
ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su
gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
Jóvenes, vivamos la fuerza de Dios
en nuestras vidas, que la juventud no represente una excusa ante el llamamiento
del Señor para cumplir su santa voluntad y el plan que tiene diseñado para cada
uno de nosotros.
Un abrazo.
MAC
Gracias.
ResponderEliminar