Terminamos
este impresionante viaje de la mano de Dios por el libro de Isaías en el
capítulo final encontramos una hermosa comparación del amor del Señor con el amor
de nuestras madres.
ISAÍAS 66:10-13
“Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella,
todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por
ella; para que maméis y os saciéis de
los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el
resplandor de su gloria. Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre
ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se
desborda; y mamaréis, y en los brazos
seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. Como aquel a quien
consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis
consuelo.”
Dios
muestra un lado femenino comparado su cariño con el alivio que nos brindan
nuestras mamás en los momentos de pena o aflicción que vivimos. Un pasaje que
narra para el pueblo de Israel y hoy como hijos legítimos del Creador sobre como
sentir su verdadero y puro amor, de pensar en estar en sus brazos y en sus
rodillas, y ser mimados por Él.
Nuestra fuente de consolación
Isaías 51:12
“Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor
del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?”
La importancia de la consolación
II
de Corintos 1:3-4
“Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios
de toda consolación, el cual nos
consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros
consolar a los que están en cualquier
tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por
Dios.”
Es un proceso
constante que debemos replicar al interior de la iglesia y con los inconversos.
Una promesa constante
Salmos
71:21
“Aumentarás
mi grandeza,
Y volverás a consolarme.”
Una muestra de su misericordia
Isaías
12:1
“En
aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has
consolado.”
Jóvenes,
tengamos presentes las palabras contenidas en el libro de Isaías, refugiémonos en
los brazos de Dios, descansemos en su regazo, disfrutemos de su consuelo, aliviemos
las penas y aflicciones de nuestros hermanos, y mostremos esta fuente de
consuelo a quienes cono conocen de ella.
No dejemos
de orar los unos por otros.
MAC
Graciaaaas
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