Esta
tarde tendré nuevamente el privilegio de exponer la sagrada Palabra de Dios al
Ministerio de Jóvenes, es la tercera sobre el estudio de la primera epístola
universal de Pedro. El pasaje expuesto será el siguiente:
I DE PEDRO 1:4-5
“… para
una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los
cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe,
para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo
postrero.”
De este
versículo de la Biblia vamos a tratar los siguientes temas.
UNA HERENCIA ESPECIAL
Desde Génesis 15:1-7, Dios se comunicó con Abram, un hombre
pagano y escéptico, Abram dudó y no le creyó en un principio al Señor, sin
embargo, nuestro Creador, le pidió que depositara en Él su confianza, estando
de por medio la fe y le prometió una descendencia, Abram creyó y como
consecuencia de su credulidad, Dios también le prometió una herencia eterna,
esta promesa se ve corroborada en Génesis 17:1-8. Dios reguló el derecho
de herencia, y como ejemplo podemos citar: a) El establecimiento de los órdenes
de sucesión en Números 27:7-11, b) Una prohibición en el caso de las
mujeres en Números 36:5-7, y c) La declaratoria de intransferibilidad entre
tribus en Números 36:8-9. En el caso de los expatriados de la dispersión
en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, Pedro de una manera muy
sensible entiende que era de suma importancia hacerles saber que en Cristo
tenían la esperanza de una herencia eterna, que iba más allá de sus pérdidas
materiales. Para nosotros hoy como iglesia, gozando de la condición de hijos de
Dios, a través de la Salvación por Jesucristo, adquirimos la calidad de
herederos de estos bienes espirituales. En cada caso particular, heredamos de
nuestros padres terrenales y del mundo, corrupción, contaminación y
marchitabilidad, pero nuestro Padre celestial transforma esa realidad en
realidades opuestas.
Miremos algunas referencias bíblicas sobre esos conceptos y su relación
con la herencia celestial.
Lo corruptible
Mateo 6:19-20
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín
corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen,
y donde ladrones no minan ni hurtan.”
Lo contaminable
Jeremías 2:7
“Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y
su bien; pero entrasteis y contaminasteis
mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad.”
Lo marchitable
Isaías 40:7
“La hierba se seca, y la flor se
marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.”
Jeremías 12:4
“¿Hasta cuándo estará desierta la
tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados y las
aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.”
Santiago 1:11
“Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia;
así también se marchitará el rico en
todas sus empresas.”
Isaías 40:8
“Sécase la hierba, marchítase la flor; más la
palabra del Dios nuestro permanece para siempre.”
UN LEGADO GUARDADO PARA NOSOTROS
A estos creyentes desplazados, Pedro les dio la seguridad de la certera
promesa de gozar de los bienes celestiales destinados para ellos como hijos de
Dios, en medio del exilio, hoy como iglesia, estamos viviendo día a día el
cumplimiento de las profecías bíblica y sentimos cercana la porción del legado
preparados para el pueblo de Dios, y en cada caso particular, nuestra herencia
está resguardada para cada uno de nosotros como hijos de Dios.
Aquí un par de pasajes que nos hablan de esa verdad.
I de Corintios 5:1
“Porque
sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos
de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y
por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación
celestial;”
II de Timoteo 4:18
“Y el
Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial.
A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
EL PODER DE DIOS Y LA FE
A los cristianos dispersos por Asia Menor, Pedro les enseñó la relación
que existe entre las promesas de Dios, hoy como iglesia, somos el pueblo de
Dios, encarnamos la demostración vida de la fe en medio un mundo incrédulo,
apático, sostenido por verdades dinámicas y parciales, y en cada caso
particular, nuestro conocimiento seguro y claro de Dios y la firme adhesión de
nuestro ser a él, sin temor de errar viviendo su poder, se potencializa a
través de nuestra relación personal diaria con Él.
Respaldamos esta afirmación con el siguiente versículo.
II de Timoteo 1:12
“Por lo cual
asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído,
y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”
LA MANIFESTACIÓN DE LA SALVACIÓN
Finalmente,
a los peregrinos en el exilio, Pedro les invita a tener gozo respecto de la
salvación y les deja claro que Dios ya hizo todo para que la puedan disfrutar
en el momento que Él dispuso, hoy como iglesia, vemos como la Palabra de Dios
se ha cumplido, el tiempo postrero es cada vez más cercano viviendo una cuenta
regresiva para ministrar la reconciliación, y en cada caso particular, fuimos
librados de la condenación y cuando llegue nuestra muerte física se concretará
esta promesa espiritual.
Dejemos
que la Biblia lo corrobore.
Mateo
23:33
“¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo
escaparéis de la condenación del infierno?”
Romanos
8:1
“Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los
que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
Colosenses
2:13-15
“Y a
vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra
carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando
el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola
de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”
Jóvenes,
tenemos una herencia especial que va más allá de lo
físico y sobrepasa el razonamiento humano, esta herencia está asegurada para
nosotros como legítimos herederos por la Palabra de Dios, solo podemos
comprender estas verdades a través de la fe que concreta el poder de Dios en
nuestras vidas, y cuando llegue nuestra muerte física, resucitaremos para vivir
la realidad de la salvación sin una condena infernal.
Les
espero esta tarde.
MAC