Volvemos al libro que hemos venido
estudiando durante este mes, para esta entrada vamos a hablar del siguiente
pasaje.
SALMOS
27:3
“Aunque un ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra,
Yo estaré confiado.”
El rey David plasma de una manera hermosa que
muchos hombres malos se unieron en su contra y gracias a la intervención de
Dios no pudieron hacerle daño y fueron derrotados; este pasaje habla
principalmente de la confianza que tuvo en el Señor en medio de los conflictos
bélicos que enfrentó.
Un cuadro de la esperanza firme que cómo creyentes
debemos tener en nuestro Padre Celestial, la plena seguridad en su apoyo en
medio de la oposición a su santa obra; y el ánimo, aliento y vigor que nos da
para militar por las almas de los hombres.
LA MALDAD ORGANIZADA
Contra
el rey David se levantó un conjunto de fuerzas terrestres organizadas cómo unidad
integrada por tropas militares, un cuerpo bajo las órdenes de un mando con el
objetivo de acabar con él, sus hombres y la obra que Dios ejecutaba.
Satanás
y sus hijos son una realidad y se constituyen en enemigos espirituales de
nuestro Señor, su obra y la iglesia.
Son una
fuerza ordenada.
Salmos
71:10
“Porque
mis enemigos hablan de mí,
Y los
que acechan mi alma consultaron
juntamente,”
Buscan
acabar con la vida.
Salmos
86:14
“Oh
Dios, los soberbios se levantaron contra mí,
Y conspiración de violentos ha buscado mi
vida,
Y no te
pusieron delante de sí.”
Son
cazadores despiadados de almas.
Ezequiel
13:18
“y di:
Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para
todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de toda edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para
mantener así vuestra propia vida?”
UN
CORAZÓN SIN MIEDO
David convertido en un hombre de
guerra sabía que el temor, ese sentimiento de angustia por un riesgo o daño
real o imaginario, podía debilitarlo a él y los soldados bajo su mando.
El mal y los ataques de Satanás
son reales, es por eso que nuestra única fortaleza para batallar con un cuerpo
débil de carne y hueso es Dios.
La debilidad transformada en
fuerza.
I de Corintios 1:27
“sino que lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;”
El poder de Cristo.
II de Corintios 12:9
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Por tanto, de buena gana me gloriaré más
bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.”
Ejemplos reales.
Hebreos 11:32-34
“¿Y qué más digo? Porque el tiempo
me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia,
alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos,
evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en
batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.”
LA REALIDAD DE LA GUERRA ESPIRITUAL
La lucha armada entre los bandos del bien y del mal
es verdadera antes y después de la creación del hombre y nuestras almas están
en juego, es nuestro deber pelear como Dios nos indica en su Palabra.
Es un servicio militar consagrado.
II de Timoteo 2:4
“Ninguno que milita
se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.”
Es una guerra de fe.
I de Timoteo 6:12
“Pelea la
buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena
profesión delante de muchos testigos.”
Contra enemigos poderosos.
Efesios 6:12
“Porque no tenemos
lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Con armas celestiales.
II de Corintios 10:3-4
“10:3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son
carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,”
CONFIANZA EN DIOS
Finalmente
David confió en Dios y salió victorioso. Así debe pasar en nuestras vidas hoy y
en medio de este conflicto por las almas de los hombres tener en nuestro Señor
la plena certeza de la victoria.
Rompe toda la lógica humana.
Salmos 46:1-3
“Dios es
nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos,
aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar;
Aunque bramen y se turben sus aguas,
Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah”
No importa el número de enemigos.
Salmos 3:6
“No temeré a
diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí.”
No importan sus armas.
Salmos 20:7
“Estos
confían en carros, y aquéllos en caballos;
Mas
nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.”
Jóvenes, la maldad se estructura y se organiza,
nuestro corazón debe estar fortalecido en Cristo en medio de la Guerra
espiritual por las almas de los hombres con plena confianza en nuestro Señor.
Un gran abrazo.
MAC
=) =) =)
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