Leyendo
el segundo libro de crónicas se puede sentir la montaña rusa espiritual que
vivía la nación de Israel, pues vivían entre la decadencia y la victoria, un
rey hacía las cosas bien, y los siguientes mal ante los ojos de Dios. Es triste
pero obviamente no podían avanzar hacia los planes que Dios tenía para ellos.
Cuando
como creyentes somos así, es difícil que alcancemos la meta, pues una vida
inestable es el resultado de falta de bases firmes que nos sostengan en los
momentos de prueba, es decir si nuestro andar en Cristo no está fundamentado en
una comunión diaria con El a través de la oración y el conocimiento de Su Palabra
fácilmente nos desenfocaremos.
Eso
era lo que le pasaba a los israelitas, no conocían verdaderamente la ley de
Dios y se dejaban arrastrar por las
costumbres paganas de los pueblos que les rodeaban, dependían de lo que el rey
de turno les dijera pero no del Dios que los había sacado milagrosamente de la
esclavitud de Egipto y que tantas veces les había mostrado Su gran poder y
fidelidad.
Fijémonos en este
fragmento tan evidente para entender lo
que les ocurría: “Y desampararon la casa de
Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los símbolos de Asera y a las
imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por
este su pecado. Y les envió profetas para que los volviesen a Jehová,
los cuales les amonestaron; mas ellos no los escucharon”
Bíblicamente es claro que
la adoración a imágenes esculpidas es algo que a Dios enardece, por que?? Porque
por esta causa las personas desamparan la casa de Dios, la verdadera relación
con El Padre a través del Hijo, la
comodidad de la idolatría hace que se desatienda la voz de los profetas que
verdaderamente anuncian La Palabra y quita la atención del único digno de
adoración y gratitud.
Y lo anterior de paso,
lleva a la inconstancia espiritual, a la falta de crecimiento que da la madurez…
Así en nuestra época ésta
idolatría es igual de dañina y desagradable ante los ojos de Dios pero también
frena nuestro andar en Cristo si lo que idolatramos es los pensamientos
modernos, las costumbres del momento, lo fashion, el materialismo, los vicios,
las vanas conversaciones y cualquier otra cosa que nos cause fascinación al
punto de desamparar nuestra relación con Dios y lo que sabemos que El espera de
nosotros.
“Cuan inconstante es tu
corazón, dice Jehová el Señor…” Ezequiel 16:30 y es que en realidad así somos
muchas veces, pero en el consejo que nos da Dios a través de Su Palabra se nos
enseña que no debe ser así, que nuestro corazón debe estar firme en El Señor, amándole
con todo el corazón, alma, mente y fuerzas para que nada nos engañe ni nos haga
tropezar.
El ejemplo en 2 Crónicas lo vemos con el rey Acaz,
quien también luego de que su padre Jotam había logrado dar un buen paso
adelante restaurando a su nación, el retrocedió dos pasos o no se cuantos más
al provocar a Dios a la ira con sus hechos, ya que ofreció sacrificios a otros
dioses, pensando de ésta manera: “Pues que los dioses de los reyes
de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me
ayuden; bien que fueron éstos su ruina, y la de todo Israel”
Ahhhhhh???? Buscando
ayuda en los dioses ajenos para que le ayudaran a el como si no tuviera al Todopoderoso a su favor
si lo buscara??
Te suena familiar?? Has hecho
tu algo similar?? Si eres honesto dirás que si y en tu corazón te has
convencido que te ha sido para ruina, para retroceder lo que habías avanzado.
Así que asegurémonos por las muchas misericordias de Dios de dar el próximo
paso tan firme que no queramos echar
para atrás por nada del mundo.
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