Ojalá entendiéramos
el gran privilegio que tenemos como creyentes en Cristo, el mismo Dios, que ha
existido desde siempre, esto es innegable. Ese Cristo, el mismo Dios es la
cabeza de nuestra Iglesia, que privilegio. Cristo, a través de Su Sangre nos ha
salvado, nos ha puesto en su iglesia y nos ha dado el ministerio de la
reconciliación. Entendamos y vivamos esto.
15El es la imagen del
Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16Porque en él
fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean
tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio
de él y para él. 17Y él es antes de todas las cosas, y todas las
cosas en él subsisten; 18y él es la cabeza del cuerpo que es la
iglesia, él que es
el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; 19por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20y
por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la
tierra como las que están en los cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. 21Y a vosotros
también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente,
haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22en su cuerpo de
carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;
23si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de
la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la
creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. Colosenses 1:15-23
Jesucristo ha
existido desde siempre, Él es Dios hecho carne, el primogénito de toda
creación. Todo lo que vemos y no vemos en el universo fue creado en ÉL, por
medio de ÉL y para ÉL. Su existencia es eterna.
Y que privilegio
tan grande, saber que ÉL mismo es la cabeza de la Iglesia de la cual formamos
parte, de la cual somos sus representantes, de quien somos sus embajadores.
Nosotros no somos
nada, TODA la gloria es de ÉL y para ÉL, esa es la Voluntad de nuestro amado
Padre. Ojalá seamos capaces de valorar lo que está pasando en nuestras vidas,
considerando el HONOR tan grande que tenemos al ser hechos hijos de Dios, y que
de esta manera, con mucha HUMILDAD y entrega, seamos capaces de servir al Dios
del Universo, el cual se ha manifestado a través de Cristo y nos ha dejado
normas y guías para que sigamos sus pisadas y trabajemos noblemente por la
Causa de Cristo, por las almas de los hombres.
Ahora, ya siendo
hijos de Dios, debemos permitir que su Santo Espíritu trabaje en nosotros a fin
de podernos presentar delante de nuestro Dios santos y sin mancha e
irreprensibles en todo. Que cantidad de verdades y recomendaciones en este
pasaje:
ü
Reconocer la
GRANDEZA de Cristo
ü
Entender que
Jesucristo es Dios hecho hombre
ü
Sentirnos
felices de saber que ÉL es la cabeza de la Iglesia de la cual formamos parte
ü
Valorar el
privilegio de que ÉL more en nosotros a través de Su Santo Espíritu
ü
Trabajar
arduamente agradeciendo a Dios por ese don inmerecido de hacernos sus hijos.
ü
Tener claro el
PRIVILEGIO que tenemos al ser parte integral de la Iglesia del Señor
Jesucristo, valorar la labor de embajadores.
ü
Cumplir a
cabalidad con la responsabilidad tan grande que tenemos como MENSAJEROS del
plan de salvación a la humanidad.
ü
Trabajar
arduamente en nuestra santificación. Es la voluntad de Dios.
Que bendición
tan grande es la de tener la certeza de que Cristo es Dios, nuestro SALVADOR.
Que bendición saber que tenemos un Dios ÚNICO, sabio, santo, misericordioso que
TODO lo ha hecho a la perfección y lo ha dejado por escrito con los más mínimos
detalles para que lo conozcamos y le obedezcamos y para que no tengamos
disculpas cuando seamos juzgados a la luz de Su Palabra en el tribunal de
Cristo.
Dios a través de Su Palabra nos ratifica nuevamente la DIVINIDAD de
Cristo.
Es
importante VIVIR este pasaje, recordando permanentemente cuál es mi papel como
creyente, como siervo, como embajador. Enfocándome en lo que me debo enfocar,
en las almas de los hombres y en la transformación de la sociedad. Para eso, es
necesario trabajar arduamente en mi santificación, aborreciendo TODA forma de
pecado.
¿ Realmente sabes VALORAR tu condición de CRISTIANO ?
Que privilegio ... Gracias
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