Dios ha puesto
muchos pasajes sobre este tema tan interesante tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento. Cada vez que leo y medito al respecto, pienso mucho en tanta gente
“poderosa” que he conocido en mi vida, y el los cuales se han hecho evidentes
estas verdades. Uno de esos tantos pasajes, el cual me impacta cada vez que
paso por ahí es el Salmo 49:10-20 que
dice así :
10 Pues verá que aun
los sabios mueren; Que perecen del mismo modo que el insensato y el
necio, Y dejan a otros sus riquezas. 11 Su íntimo pensamiento
es que sus casas serán eternas, Y sus habitaciones para generación y
generación; Dan sus nombres a sus tierras. 12 Mas el hombre no permanecerá en honra; Es semejante a las
bestias que perecen. 13 Este su camino es locura; Con todo, sus
descendientes se complacen en el dicho de ellos. Selah 14
Como a rebaños que son conducidos al Seol, La muerte los pastoreará, Y
los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; Se consumirá su buen
parecer, y el Seol será su morada. 15 Pero Dios redimirá mi vida del
poder del Seol, Porque él me tomará consigo. Selah 16 No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la
gloria de su casa; 17 Porque cuando muera no llevará nada, Ni
descenderá tras él su gloria.
18
Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, Y sea loado cuando prospere, 19
Entrará en la generación de sus padres, Y nunca más verá la luz. 20
El hombre que está en honra y no entiende, Semejante es a las bestias que
perecen
Dios me recuerda hoy, que
de ninguna manera debo sentir envidia por los que están repletos de plata, los
que tienen todas las comodidades, pero no tienen a Cristo, ¡Pobrecitos!, debo sentir mas bien lástima por ellos, la Biblia
muestra muy claramente cual es su destino final por la eternidad, son dignos de
lástima.
Jamás debo sentir envidia
por aquellas personas que atesoran riquezas y títulos, y medallas y honores.
Nunca debo preocuparme por los reconocimientos y honores del mundo, realmente
ante los ojos de Dios, no son nada. Más bien debo sentir lástima y orar por la
salvación de aquellas personas (Familiares, compañeros, vecinos, estudiantes,
amigos) que han puesto su mira en las riquezas sin entender que cuando mueran
no se llevarán nada y que solamente habrá condenación y crujir de dientes. Al
infierno podrán llevarse su vana gloria. Es mi deber acercarme amorosamente,
con un muy buen testimonio a todas estas personas y amarlos, orando por
ellos, para que algún día Dios les abra el entendimiento y escapen del lazo
del diablo en que están cautivos a voluntad de él (2 Timoteo 2:26).
Estas personas
aparentan llevar una vida “dichosa” y son felices en medio de su vanagloria,
pero lamentablemente irán a parar en el mismo lugar de sus padres que no los
supieron encaminar y nunca más verán la luz, todo será terror y tinieblas y
dolor. Lastimosamente esas personas envanecidas que no quieren entender, son
comparadas por Dios con las bestias que perecen.
Dios nos recuerda hoy varios
MANDAMIENTOS que debemos agregar a nuestra lista de los cientos de
consejos que diariamente recibimos de ÉL :
Ø
No sentir
envidia por los que se enriquecen o se
envanecen en sus conocimientos
Ø
Más bien
sentir lástima y orar por ellos para que no vayan a un infierno eterno
Ø
Entender que
al morir, nada nos llevaremos
Ø
Confiar en la
gracia y las promesas de Dios.
Ø
No poner la
mira en las cosas de la tierra, sino en las cosas celestiales.
Ø
No debemos
vivir de las apariencias ni dejarnos influenciar de este tipo de personas
Ø
Hay que orar
por estas personas para que Dos les abra el entendimiento y no sean condenados
eternamente, pobrecitos.
¡ Disfruta de un buen fin de semana
EN FAMILIA !
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