Todo lo que existe fue hecho por Cristo
En el versículo 3 encontramos que: “Todas las cosas por él fueron hechas, y
sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”, esta verdad la encontramos
corroborada en pasajes como los siguientes:
I Corintios 8:6: “… para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros
por medio de él.”
Hebreos 1:2: “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero
de todo, y por quien asimismo hizo el universo;…”
La biblia es contundente, no sólo el planeta
tierra o nuestro sistema solar o nuestra galaxia la vía láctea sino todo absolutamente
todo el universo existe por nuestro Señor Jesucristo.
Cristo es la luz del mundo
Continua el evangelista describiendo en el versículo 4 que: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”, verdad que podemos corroborar en los siguientes versículos:
Juan 8:12: “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del
mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”
II de Corintios 4:6: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones,
para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”
En esta porción de la Biblia Dios mismo nos
confirma que Jesús es la definición misma de la luz.
La luz vence las tinieblas
Finalmente San Juan detalla en el versículo 5 que:
“La luz en las tinieblas resplandece,
y las tinieblas no prevalecieron contra
ella.”, verdad que podemos ratificar en los siguientes versículos:
Salmos 112: 4: “Resplandeció en las tinieblas luz
a los rectos;…”
I de Juan 1:5: “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en
él.”
Dios nos enseña que la luz vence las tinieblas y
el bien prevalece contra el mal, así como Cristo prevaleció contra el pecado y
aún contra la muerte, sin embargo como el apóstol Juan escribe en el capítulo 4
versículo 19 de su evangelio, Jesucristo vino al mundo y los hombres amaron más
las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas.
Gracias a nuestra salvación somos seres de luz y
nuestras obras deben ser acordes con esta nueva condición por cuanto al hacer
lo malo estamos aborreciendo la luz que es el mismo Señor Jesucristo.